miércoles, 15 de abril de 2020



















El Síndrome de Stendhal

Por Gustavo Pascual Hermida








Dedico este pequeño trabajo a Italia en estos momentos de pandemia y dolor, mucha fuerza y ánimo para superar cuanto antes esta desgracia.
y todas mis condolencias para las familias de los que han fallecido, en italia, en España y en el Mundo. Por que en el pasado ya hemos sufrido estas desgracias y las seguiremos sufriendo en el futuro, y la vida continuará...








  Más que Petroglifos 2









Pompeya y el Vesuvio



Amo Italia, que queréis que os diga, lo confieso, si te gusta el arte, como no amarla, si te encanta la arqueología y la historia , etrusca, romana, clásica, como no quererla, si te encanta el paisaje, la luz mediterránea, la costa y la montaña como no desearla... y la pizza, el café y los helados, se me hace la boca agua... 



Puerta Marina en Pompeya. Foto:G.P.H.

  


 Un país de fuertes contrastes entre el norte, el centro y el sur. 
   Siempre he ido en Agosto, y no por que la etapa de Augusto sea para mi la más interesante de la historia de Roma, si no que es mi tiempo de vacaciones y por ello siempre he vivido una masificación terrible, sobre todo en algunos puntos concretos, que provoca cierta decepción al no poder disponer del espacio y el tiempo necesario para disfrutar el arte con la calma que requiere la contemplación de la belleza... 
Vista general de Pompeya.: Foto:G.P.H.










Así todo volvería una y mil veces ...

        
Foro Triangular: Pompeya. Foto: G.P.H.




   Pompeya y Herculano

 Uno de los lugares más visitados y que para cualquier amante de la arqueología romana es imprescindible, es Pompeya y todos los yacimientos que sufrieron las consecuencias de la erupción de Vesubio, Estabia , Herculano y Boscoreale...



Herculano, Foto: G.P.H.
















Soportales del paseo marítimo de Herculano.Foto: G.P.H.

vita lateral del antiguo puerto y playa de Herculano, el último refugio que encontraon sus habitantes antes de morir abrasados por los flujos piroclásticos del vesubio. Foto: G.P.H.

Detalle de los almacenes portuarios donde se refugiaron más de 400 personas escapando de la erupción del Vesubio, a 5 km de distancia. Foto: G.P.H.







  

Me abruma recorrer las calles de Pompeya o Herculano, me produce una emoción grandiosa mezclado a su vez con una desazón profunda, al contemplar unas ciudades que sufrieron un drama catastrófico.



Calle solitaria en Pompeya con la vista al fondo, a 14 km del Vesuvio







 
 Congeladas en el tiempo por un mar de cenizas que además de enterrar ciudades y edificios dejó macabras esculturas de cadáveres retorcidos, salpicando estancias, calles, huertos y jardines...

Grupo de moldes de cadáveres en la exposición del Anfiteatro de Pompeya.Foto: G.P.H.

Detalle de uno de los cadáveres, desde el profundo oscuro de sus ojos vacíos parece pedirnos ayuda.Foto:G.P.H.

Un individuo del grupo familiar del Huerto de la puerta Sur . Un último esfuerzo por sobrevivir en vano.Foto:G.P.H.


Detalle de un niño pequeño rodeado por sus padres muertos. Foto:G.P.H.




 En el caso de Herculano los habitantes, refugiados en los soportales del paseo marítimo, junto a la playa, esperaron una ayuda desde el mar que nunca les llegó, encontrando la muerte de forma inmediata, casi volatizados por los flujos piroclásticos a más de 600 grados de temperatura,. 



Replicas de los cadáveres de los soportales del paseo de Herculano tal como se encontraron. Foto: G.P.H.

Detalle de otro cadáver muerto por altísimas temperaturas.Foto:G.P.H.

Cientos de cadáveres fallecieron en estas ratoneras, aterrorizados ante la ira de los dioses.Foto:G.P.H.


 En Pompeya los fallecidos murieron por la exposición a temperaturas más bajas, entre 200 a 300 grados, debido a la distancia a la que se halla el Vesubio, unos 14 km. Por ello es posible ver hoy los moldes de yeso obtenidos al rellenar los huecos que dejaron en las cenizas compactadas los cuerpos de los muertos, incluso es posible percibir en muchos de ellos las marcas de sus ropas y togas.
Otro cadáver de Pompeya, en el que se aprecia los restos de su túnica y se ve el rigor mortis por altas temperaturas en la contracción de piernas y brazos, tal como les ocurre a los que se ven sometidos a altas temperaturas. Foto: G.P.H.


















  
Es muy diferente la experiencia de recorrer estos lugares en soledad o rodeado por miles de turistas.


El teatro de Pompeya masificado de turistas:Foto: G.P.H.


 Pero en alguna ocasión, por factores de la suerte y del horario, he podido caminar sus calles y edificios sin toparme con más compañía que uno mismo, de tal forma que el disfrute generado es tan grande que he llegado a sufrir un poco el síndrome de Stendhal: palpitaciones, vértigos, mareos, y una extraña sensación de salir de mi propio cuerpo, al contemplar tantos restos arqueológicos y artísticos juntos, tan bien conservados que parecen vivos a pesar de sus casi 2.000 años de historia. 
   Cosas de la emoción, unos la sufren con el futbol, otros con los toros, o con la música o cualquier otra manifestación.

La vía Herculana con la Villa de Misterii en primer plano. Foto G.E.



  

Y eso lo experimenté vivamente, cuando caminando bajo el tórrido sol pompeyano de agosto, a las tres de la tarde, después de recorrer durante más de cuatro horas gran parte de los rincones de la ciudad, durante toda la mañana, sin parar un sólo segundo, sin comer ni beber prácticamente un trago, como un poseso, alienado por una fuerza ajena que tiraba de mí hacia la puerta de Herculano, a esas horas en casi completa soledad, camino de la Villa de los Misterios.



La Puerta Herculana y la vía del mismo nombre, que de Pompeya lleva a Herculano.

Foto: Google Earth

  

Transitando por una calle perfectamente empedrada, salpicada a ambos lados por decenas de mausoleos y tumbas de las familias pompeyanas, conformando una necrópolis viaria típica del mundo romano   que   lejos   de



Sepulcros a ambos lados de la vía. Foto: google Earth





esconder a sus muertos, los integra en el mundo de los vivos, reflejando a su vez las enormes diferencias sociales entre ricos y pobres, patricios y plebeyos, libres y esclavos...
   Ver aquellas ruinas magníficamente conservadas, bañadas por el mismo sol de hace dos milenios, me hizo perder el sentido del tiempo, hasta el punto que el presente y el pasado se mezclaron en un único momento. 




Vista cenital de la Villa de los Misterios. Google Earth













 

Recorridos los doscientos metros de distancia que separa la puerta de Herculano con la famosa Villa suburbana de los Misterii, crucé sus soportales y columnatas, sus puertas, sus jardines, y patios como un espectro.
  Todavía pude ver los dolia enterrados en los patios, grandes vasijas de almacenamiento.


Dolium  enterrado en uno de los jardines de la villa dei Misterii
  

En aquel silencio, casi sagrado, penetré todas sus estancias, con sus paredes pintadas, con detalles a veces sencillos, como pequeños dibujos de lozas de cristal y plata, cornucopias y otros motivos de estilo nilótico (paisajes y animales propios de Nilo), como pequeñas naturalezas muertas salpicando los muros sobre fondos negros con paisajes.





Pinturas al fresco estilo II Pompeyano. Foto: G.P.H.

Detalle. Foto: G.P.H.





Cornucopia, símbolo de la abundancia y la prosperidad. Foto: G.P.H



Otras paredes están decoradas en tonos rojos, imitando arquitecturas y falsos muros de mármol en una mezcla muy completa de los estilos II y III Pompeyanos.
 Los retratos presentan un claro estilo griego.

Menaje de plata, componiendo mini naturalezas muertas en los muros, decorando los espacios que quedaban entre las tablas que decoraban las paredes. Foto: G.P.H.



Menaje de cristal.G.P.H.



Retrato en un muro de la entrada de la Villa. Foto: G.P.

Detalle:Foto.

Detalles de los murales con escenas mitológicas.  Foto: G.P.H





Villas como esta solo estaban al alcancen de las más ricas familias patricias romanas.Foto:G.P.H









Un ejemplo del estilo II Pompeyano, en la decoración de arquitecturas y mármoles pintados sobre el mortero que cubría las paredes. Foto: G.P.H.



No se sabe con certeza a quien pertenecía esta magnífica villa que fue construida en el siglo II a.C., y su decoración principal se realizó en el año 80 a. C., siendo reparada y modificada tras el terremoto del año 62 d. C. y vendida por sus primeros propietarios.
 Unos dicen que perteneció a la mismísima Libia, la mujer de Augusto, otros, tal vez con más motivos, a un liberto adinerado, Zósimo, de una familia poderosa de la ciudad pompeyana. 
   Lo que sí parece claro es que la villa patricia cambió su estatus tras el terremoto y se convirtió en agrícola, perdiendo parte de su anterior esplendor e incorporando almacenes y un tórculo para elaboración del vino y ya nunca llegó a repararse del todo hasta su destrucción definitiva en el 79 d.C.



Los Misterios Dionisíacos

Vista panorámica de la estancia con sus paredes pintadas al fresco. Foto. G. P. H. 


  


En la estancia principal de la Villa, donde residían los propietarios,  encontramos el triclinio, era la habitación donde se realizan las reuniones y comidas  de la casa, sus paredes están completamente decoradas con unos frescos impresionantes y muy bien conservados, cuya temática encierra escenas mistéricas, de ahí el nombre de la villa, ligadas a las bacanales.




Detalle panel izquierdo. G. P. H. 

  


Un mito Dionisíaco de origen Griego, cuyos principales protagonistas eran las mujeres, en el cual las iniciadas y participantes (en un principio sólo  mujeres) se abandonaban a sus instintos más básicos y orgiásticos entre música, canciones, y vino, relacionadas con el culto a Dionisios, el Baco romano, por lo que en su momento,  fueron prohibidos al verse como un atentado a la religión romana y al culto oficial del Estado. 



 Detalle del niño con su rostro asustado, Foto.G.P.H.


Preparando el Liknnon, la cesta con los objetos simbólicos y sagrados del rito, mientras los silenos en la siguiente fase tocan y beben y una ménade entra en trance danzando. G,P,H,
Sileno ofrece una taza de vino a un  sátiro que observa el fondo del vaso, una escena de adivinación de los posos del vino. Foto: G.P.H.



Pero en muchos lugares del Imperio y especialmente en Campania se mantuvo en secreto este culto de origen oriental. Como toda religión mistérica, implicaba unos ritos y una ceremonia en la que se representaba la muerte y resurrección simbólica de los iniciados, en la que los bailes, cantos y el vino ayudaban a alcanzar el trance que provocaban la conexión con la divinidad y en la que en algunas ocasiones se terminaba dando rienda suelta a todo tipo de actos orgiásticos. 




En esta escena vemos a una figura alada que representa a Teleté, la hija de Dionisios a punto de flagelar a la iniciada, y abajo a su izquierda vemos el brazo de una mujer que está a punto de descubrir la bandeja sagrada que contine el "Falo" místico de Baco, símbolo de la fertilidad. Foto: G.P.H.

    

En sus muros se representa el rito de paso de la infancia a la madurez sexual y reproductiva de una joven, posiblemente la hija de los dueños con su preparación para su inmediato casamiento (veyne, Paul) aunque existen otras interpretaciones posibles, la mayoría están de acuerdo en lo sustancial del rito báquico del tema, es decir que no importa tanto si refleja a unos personajes concretos, si no es más sustancial el discurso mítico que despliega sus escenas.



Escena central, Dionisio/Baco recostado probablemente sobre Ariadna. Foto: G.P.H.

  
Al fondo Baco, completamente ebrio recostado sobre Ariadna, preside la escena y en los paneles laterales mujeres danzantes, encargadas de los ritos y ceremonias secretas, son acompañadas por silenos y faunos, sátiros, paniscas (sátiros femeninas), amorcillos, sacerdotisas, bebiendo, comiendo y tocando música hasta alcanzar el trance.




Sileno tocando una lira. Foto: G.P.H.



 A la derecha, en el último panel, la protagonista iniciada ya en el culto báquico es peinada, tras el baño purificador, por una sirvienta, mientras, a la izquierda, su madre, la "Dómina" de la casa, contempla la escena sentada.



La novicia siendo preparada por una sirvienta en su rito de paso de la infancia a la madurez y por lo tanto preparada para el matrimonio. Aquí se está peinando después de finalizar el rito de iniciación y el baño posterior, por lo tanto ya está preparada para el tálamo nupcial. Foto: G.P.H.


Detalle de la delicadeza los dedos de las manos. G.P,H.




















La Dómina o señora de la Villa, observando la preparación de  su hija. Foto:Rafael Agustí Torres
Amorcillo sosteniendo un espejo.Foto: G.P.H.
Detalle del espejo en el que se refleja la iniciada. Foto: G.P.H.

 Todas las figuras son a tamaño natural, megalografías, sobre un fondo rojo y un pedestal pintado en verde, para elevarlas sobre el suelo, acentuando su teatralidad. Siguiendo el estilo II pompeyano por parte del artista ( y su taller) encargado de la obra.




Detalle panel central. Foto: G.P.H.
  

   Sólo, en completo silencio, frente a esos paneles pintados al fresco, me imagino la vida diaria de aquella familia y sus esclavos, ocupando cada rincón de la lujosa casa con ajetreada actividad, cortada de golpe por un drama volcánico de proporciones colosales, tanto que fue capaz de enterrar completamente ya no esta casa, sino una ciudad completa y con ella las vidas, los sueños y esperanzas de miles de personas como la joven y bella protagonista de estos frescos.
Aquí, petrificado como las pinturas, en pleno éxtasis báquico, delante  de  estos  rostros  realizados por pintores de 

La Mujer iniciada, con su mirada llena de incertidumbre y rictus serio ante la nueva fase de su vida. Foto: G.P.H.

Sacerdotisa dirigiendo el ritual de la lectura que inicia los misterios. Foto: G.P.H.
Una de las doncellas participantes en el ritual . Foto: G.P.H.

otra doncella que porta una bandeja con los ágapes. Foto: G.P.H.


Otro detalle del rostro de uno de los retratos de la entrada observándonos como queriendo romper el plano.Foto: G.P.H.

Campania, mirándonos cara a cara, inmersos en este sacro silencio, tengo la sensación de que en cualquier momento recobrarán la vida, rompiendo su cárcel pétrea e inundarán la estancia con sus cantos y sus danzas, como si nunca hubiese pasado el tiempo, y el Vesubio no hubiese escupido su fuego.


El Vesuvio visto desde Herculano, a tan sólo 5 km de distancia.Foto: G.P.H.



















   
   En el preciso instante en que me desvanecía, embebido,  no por el sagrado líquido de Baco, si no por mis ensoñaciones, entró el vigilante y viendo que algo extraño me pasaba me ayudó a salir de la casa, indicándome que el calor me había provocado una lipotimia.

 Yo sé que estaba equivocado y que lo que realmente había sufrido fue un ataque provocado por el "Síndrome de Stendhal", extasiado por el privilegio de contemplar en aquella inesperada intimidad el peso de la historia... 

Si, definitivamente, cuando pase este confinamiento, este drama, que nos acerca al que sufrieron los habitantes de Pompeya prometo que volveré a Italia.

... una vez más...



©G. P. H. 2020

Trabajo de divulgación del patrimonio para Más que Petroglifos de la autoría de Gustavo Pascual Hermida, profesor de Geografía e Historia y lcdo. en Prehistoria y Arqueología por la Universidad de Santiago de Compostela, Galicia, España.

Bibliografía:

- Agustí Torres, Rafael. La villa de Los Misterios.
- Martín, Belinda:El Segundo estilo pompeyano, aproximación a sus sistemas de perspectiva.
- cánovas, andres: ventanas abiertas al paisaje de Roma
- González Serrano, Pilar: Secuencias iconográficas de una iniciación Dionisíaca. La villa de los Misterios de Pompeya.
- Guía de las excavaciones de Pompeya de la superintendencia de Pompeya
- Paul Veyne: La villa de los Misterios de  Pompeya.
- François Bougeault: guía de los frescos de la villa de los Misterios
- Fernández Romero,J.Carlos:La villa de los misterios de Pompeya una nueva lectura de la gran sala.
- Fierd-David, Linda: la Villa de los Misterios de Pompeya.