martes, 3 de septiembre de 2019


Vista oblicua del castillo de Mirabel conocido como castelo de Cans, al ubicarse en la localidad de San Esteban de Cans en el concello de Porriño., Fuente: G. P, H.

   A veces las piezas más simples y humildes tienen un gran valor por la información que aportan al situarnos de lleno en una época histórica determinada o en un momento o actividad concreta iluminando nuestra imaginación con una claridad muy potente. 
tachuelas batalla de Baécula
Fuente: Diario de Jaen
Tachuelas y puntas de flecha romanas
 de Montebernorio, Palencia. Fuente:
Montebernorio.com
Es el caso del hallazgo de monedas, de tachuelas de sandalias de los legionarios, de los pondus de telares, fusayolas, de restos oxidados de aperos de trabajo y de determinadas armas como balas de piedra, glandes de honda, puntas de flecha o dardos, o cualquier otra pieza singular que por si misma nos conecta de forma inmediata con el pasado.
Cuadrillo recuperado sobre e l camino de acceso. al patio de armas Fuente: G.P.H.
Un ejemplo de esto es este pequeño objeto de hierro, fragmentado y oxidado pero que todavía conserva su forma para poder identificarlo.
   Se trata de una punta de dardo o virote de ballesta de época medieval, de cabeza piramidal, denominadas cuadrillos y que pude recoger en superficie en el “Castelo de Cans”, fortaleza medieval situada en San Esteban de Cans, municipio de Porriño.
Posición georgráfica del Castillo de Mirabel y su relación espacial con otras fortalezas

 anteriores. Fuente:G-P.H. con Oruxmaps
   Por la documentación conservada en los archivos sabemos que el nombre de la fortaleza era el castillo de Mirabel (Hidalgo Cuñarro, J.M., Costas Goberna, F.J., Garrido Rodríguez, J.), que como sabéis está situado en un punto estratégico a 358 metros de altitud al sur de la Sierra do Galleiro, en pleno control visual de las principales vías de comunicación que históricamente se situaron en plena depresión meridiana conectando el sur y norte de Galicia y ésta con el interior peninsular tal como sigue haciendo la actual autovía A-52.
 castillo medieval de Cans.G.P.H.
 Este castillo protegía y controlaba ese acceso interior a través de la "Portela de Couso". 
Vista desde el este, zona de acceso y entrada al castillo. Fuente: G.P.H.
vista desde el interior de la
 diaclasa .G.P.H.
rebajes para el asiento de los
 sillares de la muralla. G.P.H.
No hay muchas referencias históricas sobre esta pequeña fortaleza pero podemos indicar que al menos se erigió aquí entorno el siglo XI y que su  destrucción total se produjo hacia finales del siglo XV, en el contexto de las guerras Irmandiñas o posteriormente por orden de los reyes Católicos durante el proceso de fortalecimiento del Estado Moderno, frente a los antiguos poderes feudales.

Dibujo planta obra de fernando F. Priegue (1981). Fuente: Las Fortalezas de la Antigua
provincia de Tuy. Jaime Garrido Rodríguez
Arquitectonicamente el pequeño castillo se levantó aprovechando la masa rocosa que ya de por sí ofrece una buena defensa natural, tiene una planta ligeramente ovalada, presentaba una muralla de la 
Entrada a la fortaleza. Fuente: G.P.H.

que hoy sólo quedan los rebajes sobre el granito para asentar los sillares, una torre de homenaje protegiendo la estrecha entrada que está excavada en parte en el granito como dejan patente las marcas de picos sobre las paredes. 
Vista desde el Sur.G.P.H.

Se conserva un posible aljibe que extrañamente estaría dentro de la propia torre por lo que no es descartable otras posibles funciones de almacenaje.
Posible aljibe y rebajes para asentar los sillares de la torre.Fuente: G.P.H.
Fuera del recinto, en su lado sur, existe una pileta cuadrangular un pequeño aljibe o podría tratarse incluso de un "locus" anterior a la construcción medieval.
Pileta excavada en el granito. fuente; G,P,H.
La pieza en cuestión es de hierro, de ahí su mala conservación y además ha estado expuesta en superficie a los agentes erosivos y a las pisadas de los visitantes a punto de desaparecer por que se hallaba justo en el camino de acceso, dentro de lo que fue el patio de armas mezclada entre las piedras y la tierra.
el nivel de conservación es muy malo, el óxido se ha comido gran parte del material original
Fuente: G.P.H.

   Está fragmentado pero conserva la forma piramidal de la punta maciza mientras el resto del cuerpo seria cuadrangular, lógicamente no se conserva la parte de enmangue al astil de madera debido a la oxidación del hierro. Es un tipo de punta muy común empleada con frecuencia para armar los dardos de ballesta por su capacidad de penetración tras el impacto en las corazas y cotas de malla.
Un cuadrillo hallado en la Fortaleza en Canarias por Tibecena Arqueología. fuente: Terra Antiquae
   Las ballestas como armas ofensivas se emplearon en la península desde el siglo XI introducidas por influencia de Al Andalus y se generalizaron en los siglos XII y XIII especialmente después de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, arma que complementará al arco en la panoplia bélica medieval.
La ballesta tenía mucha más potencia que el arco, capaz de perforar corazas y más fácil de usar que los arcos, por contra su cadencia de tiro era más lento de dos a cuatro disparos por minuto frente a 15 de un buen arquero con experiencia.

    Los arcos en los reinos cristianos peninsulares se usaron mayoritariamente para fines cinegéticos más que bélicos, nada que ver con el uso en los ejércitos ingleses con sus unidades de arqueros y sus temidos arcos largos o las tropas de Al Andalus con sus arcos compuestos.
Peones andalusíes con arcos compuestos. Beato de Huelgas

   La efectividad de las ballestas era tal que se convirtió en un arma temida y la iglesia llegó a dictar su prohibición en varios concilios (Letrán) calificándola como arma diabólica o infernal, con poco éxito por cierto ya que los propios ejércitos papales las usaron con frecuencia.
San Sebastián  asaetado por un arquero y un ballestero, iglesia románica de Ventosa en Agolada.Fuente: G.P.H.
Así aparece incorporada en la iconografía medieval en muchos relieves y pinturas asociadas a demonios o acompaña a las representaciones de los mártires asaetados como San Sebastián.
Detalle del arco.G.P.H.
G.P.H.
Detalle de la ballesta de estribo..G.P.H.
Sin olvidar mencionar que hay varios ejemplos de grabados de ballestas en petroglifos medievales como en Pé de Mula en Mondariz, o en los de Pedra Escrita de Oia, lo que indica cierta admiración por este arma que llevó a ser plasmada sobre la superficie de las rocas.
Grabado de Pé de Mula, Mondariz. En los círculos rojos varias ballestas.Fuente grabado: Árbore Arqueoloxía modificado por el autor.

En muchos sillares de edificios medievales también es posible ver numerosas representaciones de ballestas, bien de forma aislada o como marcas o símbolos de canteros escondiendo a veces un lenguaje que sólo ellos podían descifrar, relacionado con su oficio.
Múltiples ballestas grabadas en Pedra Escrita, Oia. Fuente: dibujo: F.J. Costas Goberna. Modificado por el autor.

   Los tipos más comunes son las de estribo, las de palanca y las más potentes y tardías de torno, algunos modelos alcanzaban los doscientos kilos de tensión.
de estribo. Alcazar de Segovia
G.P.H.
de torno. Alcazar de Segovia.
G.P.H.















Ballesta de cranequín (sistema de ruedas dentadas para tensar la cuerda y las
vergas) hermosa ballesta de Carlos I  para fines cinegéticos. Alcazar  de Segovia.
Fuente: G.P.H.
Esta humilde pieza de hierro oxidado nos habla de la función militar del castillo, del control militar del territorio y de sus vías de comunicación, señala la presencia de ballestas y ballesteros en la plaza, de la necesidad de fraguas y herrerías y del uso de mineral de hierro y de la necesidad de la minería, sin poder precisar si esta punta simplemente se perdió o procede de algún momento bélico de asedio o combate contra la plaza fuerte.
   Hoy por desgracia las paredes rocosas de la fortaleza siguen siendo asediadas por un ejército de desaprensivos que se dedican a mancharlas con pinturas sin respetar la historia, la geología y el paisaje y ya no hay ballesteros dispuestos a defender el castillo de semejantes afrentas.
Pintadas  sobre la pared rocosa del Castelo de Cans. Fuente: G.P.H.

Trabajo de investigación y divulgación realizado por:
 Gustavo Pascual Hermida profesor de Historia y Arqueólogo para el Blog: Más que Petroglifos 2.

                                agosto-septiembre de 2019

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