jueves, 9 de julio de 2020



















Los Grabados de punta Meda 
 Monteferro
(El misterio resuelto)
by
 Gustavo Pascual Hermida

Introducción
   Muchas veces empezar una investigación arqueológica es fruto de la casualidad, cuando por cuestiones del azar encontramos insertos en el paisaje restos que siendo conocidos o no, casi no se les ha prestado atención.



El grabado más visible de Punta Meda . Foto: G.P.H.




  

         En este caso concreto se trata de un conjunto de petroglifos enigmáticos situados en la península de Monteferro, algunos ya conocidos y otros inéditos y que asoman a la luz a raíz de este trabajo, situados en las proximidades de Punta "Lameda" pero también repartidos por una serie de sillares que han sido reaprovechados por muros y casas del barrio de Paraviñabal.
El panel más conocido de Monteferro. Foto: G.P.H.


La investigación
   La historia de este trabajo arranca hace ya varios años atrás, sabía de la existencia de un panel con unos grabados ciertamente extraños por mi afición a la pesca, que eran conocidos desde hace muchos años por los vecinos de la zona.

Punta Lameda. G. P.H.

  Situados sobre una roca casi vertical que se halla en la península que conecta Monteferro con el faro de Punta "Meda", en pleno camino de pescadores. En un rápido análisis parecían claramente históricos, pero en aquellos años no le pude dedicar tiempo alguno, pero sí que quedaron en la recámara para en un futuro tratar de averiguar algo concreto sobre aquellas insculturas tan extrañas.


Vista nocturna del panel principal con los grabados, letras y números entrelazados, puntos y cruces muchas veces realizados sin levantar el punzón. Parece la obra de un poseso que juega con el puntero . Foto: G.P.H.






Dibujo digital en el que resaltan lo caprichoso de las formas. Foto: G.P.H.

El grabador quiso dejar constancia de la fecha, el año de 1815, marcando la sigla A de año y la fecha al lado, un dato muy interesante ya que confirma lo que la técnica de grabación y su conservación ya señalaban, son grabados históricos de principios del siglo XIX.. Foto: G.P.H.

Detalle. Foto: G.P..H.
Detalle. Foto: G.P.H.

   Sobre el año 2011  mientras preparaba el trabajo sobre minería del oro en la formación O Rosal/Monteferro y recorría la geomorfología de Monteferro me volví a parar frente aquel panel tan extraño, preguntándome quien podría ser el autor de aquellos grabados misteriosos que como un poseso llenó la superficie con lazos, "báculos", cruces, puntos y números entrelazados, como si escribiera sin levantar el puntero,  invirtiendo muchas horas de trabajo en ello.

  La decisión
   Ahí decidí que había que intentar averiguar quién fue el autor de esos petroglifos que parecían históricos, puesto que estaban claramente hechos con puntero de hierro, apenas tenían desgaste y el surco era muy profundo sin casi pátina, por lo que desde el principio plantee la hipótesis de que fuesen la obra de un cantero que por algún motivo desconocido se dedicó en su tiempo libre a jugar con el mazo y su puntero como quien dibuja sobre una pared o graba su nombre sobre un árbol. 

   Así pues lo primero que hice fue iniciar una búsqueda por toda la zona de más grabados similares. Cuan grande sería mi sorpresa cuando sobre el mismo batolito de granito que conforma punta Meda, sobre una de sus paredes verticales orientadas al NE localicé un nuevo panel con motivos similares, pero esta vez 
Situación del primer grabado sobre el batolito granítico de punta Meda.G.P.H.

Detalle de situación.G.P.H.

Detalle del grabado, con una clara intencionalidad pseudoepigráfica. G.P.H.
conformados como si se tratase de un raro texto epigráfico, cuando lo vi, lo primero que pensé es si estaríamos  ante un verdadero texto en alguna lengua antigua, fenicia, ibérica, en un puntal costero que llama la atención ya que contiene otra serie de grabados de molinos rupestres claramente antiguos o prehistóricos, pensando que pudiera haber una relación entre ellos. Sería un bombazo, pero para evitar dejar volar la imaginación y no caer en falsas hipótesis, algo que por desgracia sucede con mucha más frecuencia de lo deseable en el mundo de la arqueología, tanto aficionada como profesional, convenía analizarlos con frialdad.

   De hecho el panel más conocido ya fue referenciado en la obra de Xoan Bernardez Vilar: "O extraordinario mundo da Ora Maritima". (2013) Tórculo Artes Gráficas. Tese de Doutoramento en Xeografía, Arte e Historia, na Universidade de Vigo en la que se preguntaba sobre este panel y la posibilidad de que se tratase de un texto antiguo, algo que habría que descartar de plano como voy a demostrar en este trabajo y como planteé ya en alguna referencia escrita en su momento en mi facebook Más que Petroglifos.

   Al analizarlo con más tranquilidad observé que eran claramente similares a los ya conocidos y que aquello no obedecía a ningún sistema de escritura antiguo. 

resalte digital del grabado de Punta Meda.G.P.H.


   No obstante para salir de dudas contacté  con el especialista en lenguas semíticas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Jose Ángel Zamora lópez, científico titular de OPIS, Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo Departamento de Estudios de Próximo Oriente Antiguo Grupo: Próximo Oriente Antiguo (PROA) que me contestó amablemente, comentando que en ningún caso era un texto epigráfico: [..."no es una inscripción fenicia clásica, tanto menos púnica, y no parece tampoco paleohispánica. Alguno de los signos sí coincide con algunas letras propias de esos signarios, pero son sólo algunos (de todos modos, dudosos) que se disponen, trazan y asocian además de modo del todo heterodoxo"...].

   Su opinión coincidía con la mía, en que estamos ante una obra contemporánea de algún sujeto que por alguna razón grabó signos sin ningún sentido pero con apariencia epigráfica.

   Lo primero que pensé fue en la obra de un "loco", un desequilibrado con la necesidad de dejar marcadas las rocas para dar salida a su imaginación y como forma de entretenimiento, tal vez con cierta formación y cultura, que hubiese conocido, aunque fuese parcialmente, los trabajos de ilustrados sobre epigrafía antigua peninsular como Luis José Velázquez o Gregorio Mayáns de mediados del siglo XVIII y quisiera haber dejado una falsa inscripción, pero esto es imposible de saber y tal vez sólo fue pura coincidencia, si era cantero hay que suponer que aunque fuese de forma autodidacta, buscaría referencias y modelos para realizar sus trabajos.
Detalle de la fecha con la sigla A de año delante , 1801, principios del siglo XIX.G.P.H.
    La primera referencia cronológica la pude obtener de estos dos grabados puesto que contienen entre esa maraña de figuras las fechas probables de su grabación, el único dato que quiso dejar para la posteridad su autor, el primero y más antiguo sería de 1801, en pleno reinado de Carlos IV, principios del siglo XIX.
Detalle de la fecha del segundo grabado de Punta Meda, realizado por el mismo autor, 14 años después. G.P.H.
   El segundo, más tardío, lo habría grabado en 1815 con una diferencia de 14 años, recién terminada la Guerra de Independencia que supuso el inicio del reinado de Fernando VII. Esto parecía indicar claramente que se trataba de un vecino de la zona que debía estar asentado por los barrios de Panxón o de sus cercanías y que por alguna razón acudía a este lugar con cierta frecuencia para dar rienda suelta a su necesidad de grabar sobre las rocas. 

   Lógicamente si estamos a principios del siglo XIX este personaje, anónimo de momento, tenía que haber nacido en el siglo anterior, si consideramos que debería tener cierta edad cuando realizó estos grabados, nos iríamos al último tercio del siglo XVIII. Algo es algo, ya teníamos un primer dato concreto que además era coherente con la técnica y conservación de los grabados.

La prospección
   La prospección del área de punta Lameda dio además sus frutos, ya que localicé otras cuatro rocas insculturadas en las proximidades, sobre paneles situados en la playa de rocas, contigua al faro de Punta "lameda" (empleo el término que usan algunos vecinos para referirse a este lugar cuyo topónimo oficial es punta o faro da Meda, ya que allí se ubica un faro o baliza de señalización marítima) .
Google Earth



   El primero (grabado 3 de la foto de satélite) se halla en una pared de granito, en su cara norte presenta un conjunto de insculturas que quieren formalmente representar un texto pseudoepigráfico, por la cara sur nuestro enigmático hombre grabó un simple círculo, un signo muy repetido en todas sus insculturas, tal vez por lo incomodo del buzamiento de este afloramiento no grabó más signos. 
Localización de los grabados de Domingo O Duque en Monteferro, en primer plano la playa de rocas al fondo Punta da Meda. Foto: G.P.H.


Playa de bolos de punta Lameda (una de los escenarios de "A Praia dos Afogados"), los puntos rojos señalan las rocas con grabados inéditos. G.P.H.

El círculo solitario en una de los paneles, se aprecia su inclinación negativa lo que hace muy incómodo grabar sobre él, por eso nuestro misterioso grabador elegiría la otra cara, mucho más vertical y accesible. G.P.H.




Vista general de la playa, con el grabado número 3 en el plano medio y al fondo el batolito que conforma punta Meda. G.P.H.

Detalle del grabado sin marcar. G.P..H.

Marcados para poder interpretarlos adecuadamente. Se percibe una intencionalidad epigráfica clara,
pero la claves de su interpretación solo está en la cabeza de su autor. G.P.H.
  El segundo y Tercer (grabados 4 y 5 de la foto de Google earth) los hizo en el afloramiento siguiente sobre superficies verticales de un serrallón del afloramiento de granitos y esquistos (zona de contacto entre ambos materiales dentro de la formación geológica O Rosal/Monteferro).
Afloramiento con los paneles grabados .G.P.H.
   Aquí grabó dos paneles pegados uno al otro, el primero con representaciones de líneas entrelazadas y el segundo con un grupo de lazos y líneas separadas unas de otras. No muestran fechas esta vez. 

Primero de los paneles grabados con una serie de líneas entrelazadas, grabadas de forma continua. G.P.H.



Segundo de los paneles con lazos, y líneas entrelazadas. G.P.H.

Detalles. G.P.H.

Detalles. G.P.H.

Detalles. G.P.H.

 En el extremo del serrallón grabó otros tres paneles  más (grabados 6 de la foto de Google Earth) con distintos signos, entre los que destaca una roseta de ocho pétalos acompañada de líneas entrelazadas y otros signos, muy propios de su técnica de grabación y de su obsesión por unir toda la composición.

Otro de los paneles del serrallón de la playa en Punta da Meda, aquí Domingo grabó varios líneas entrelazadas, lazos y una preciosa roseta. Foto: G.P.H.




























Detalle de la Roseta. Foto: G.P.H.

Detalle de otro de sus grabados. G.P.H.

En la parte superior del serrallón otra de sus figuras. Foto: G.P.H.

Otro pequeño grabado sobre la pared vertical del serrallón. Foto: G.P.H.


  Por lo tanto, tenemos en la zona de punta "Meda" 10 insculturas (la décima se halla dentro de lo que fue su refugio o abrigo rocoso y que mencionaré más adelante Grabado 7 Google Earth) realizadas por este posible cantero, confirmando que acudía a este lugar con relativa frecuencia y que entre otras cosas se dedicaba con su puntero y mazo a entretenerse en grabar estas rocas.


Sin hilos en la madeja
   Embebido en ese tiempo en otros trabajos de investigación y en mis clases de instituto, dejé un poco de lado este trabajo sobre todo porque a pesar de haber localizado todo ese conjunto de grabados no había hallado ninguna referencia más, ningún hilo de la madeja de la que tirar para seguir avanzando.
Situación de los sillares grabados (puntos rojos) en el muro de cierre de una finca en el barrio de Paraviñabal. G.P.H.


Suerte
   En esa situación estaba cuando localicé, dos años después, de manera totalmente casual, en el barrio de Paraviñabal, dos sillares rotos en un muro de una finca que presentaban unos grabados con características idénticas a las de Monteferro.
Vista de día de uno de los sillares. G.P.H.

Vista nocturna. G.P.H:

    Los sillares en cuestión presentaban las mismas características formales, lazos y signos entrelazados sin significado aparente, mezclando lo que parecen  letras y números llenando casi toda la superficie, 
tenía claro que esos sillares grabados eran del mismo autor que los grabados de Punta Meda.

Vista diurna del segundo sillar. G.P.H.

Vista nocturna. G.P.H.

Una luz al final del túnel
 Una luz se encendió en mi cabeza, si había dos sillares en ese muro podría haber más por la zona, ahora ya tenía una referencia espacial, una posible relación de un antiguo cantero que pudo haber vivido en ese barrio durante el siglo XVIII-XIX. 


El relato oral
  En cuanto dispuse de tiempo volví para fotografiar y referenciar estos restos, cuando me hallaba realizando las fotos pertinentes, observé que desde la distancia un vecino me observaba con atención pero no se atrevía a acercarse, así que aproveché la ocasión y me fui directo hacia él para preguntar si conocía o tenia referencias de algún vecino que en el pasado podría haber trabajado como cantero, cual sería mi fortuna que el individuo en cuestión, un hombre de mediana edad, se había fijado en mi por que conocía la existencia de esos sillares y de algún otro cercano que amablemente me enseñó, el vecino de Paraviñabal Ángel Comesaña me comentó que de pequeña su abuela, Esperanza González que falleció con 95 años, había oído a sus padres que en su barrio había vivido un señor que falleció con 93 años, que se dedicaba a grabar sobre las rocas por que estaba un poco […"mal de la cabeza"...] en palabras de Ángel.


Vivienda que conserva en su muro lateral cinco sillares con grabados. Foto: G.P.H.

Localización del muro y los sillares reaprovechados con los grabados(puntos azules).Foto: G.P.H,

  Amablemente me llevó hasta una casa cercana que conservaba otros cinco sillares en sus muros con grabados claramente del mismo autor, lo que confirmaba que este hombre habría residido en el barrio de Paraviñabal, tenía una concentración de grabados que lo evidenciaban y un primer testimonio que validaba esta hipótesis. 


Sillares grabados en el muro de la casa. Foto: G.P.H.

Foto nocturna. G.P.H.

Detalle del grabado en el sillar más grande, claramente se percibe la autoría del mismo, coincidente con los de Monteferro. G.P.H.

Detalle otro sillar insculturado con punzón fino de hierro. G.P.H.

Cruz inscrita en un círculo. G.P.H.


Otro sillar grabado con punzón fino. G.P.H.

   Pero en la conversación se me pasó un dato importante, no le pregunté en que año había fallecido sus abuela, por lo que no podía poner una referencia cronológica que me aproximara una fecha para este hombre y que fuese coincidente con las fechas grabadas en Monteferro.


Localización de los sillares en el barrio de Paraviñabal. G.P.H.


   
 Tenía la edad del hombre, y de la abuela de Ángel de 93 y 95 años respectivamente, pero no podía extraer de ahí la referencia clave, y en eso estaba cuando estalla la pandemia, quedando suspendido la visita a ángel para averiguar ese dato al no tener teléfono de contacto. 


Contexto geográfico general de los grabados. En primer plano Punta da Meda con la distribución de las insculturas. Al fondo sobre la ladera que sube desde Patos, el barrio de Paraviñabal a 3 km de distancia de Punta Meda. El espacio geográfico que recorría habitualmente nuestro hombre para realizar sus grabados en este lugar, en el que pasaba muchos días de autoaislamiento a principios del siglo XIX. Podemos imaginarnos que para llenar ese tiempo dedicase parte importante a expresarse sobre las rocas como un entretenimiento pero también implica cierta transcendencia, ya que lo grabado quedaría para la posteridad, sólo él sabe la verdadera motivación de sus actos.. G.P.H,



La revelación
   En esos meses de encierro estuve buscando información en bibliografía sin encontrar nada, hasta que a punto ya de dejarlo por imposible, localicé un dato que me hizo saltar de la silla y venía a confirmar mis indagaciones, lo que demuestra que siempre hay antecedentes en casi cualquier investigación que se realice, en este caso en un libro publicado en 1978 titulado: "Nigrán Perla de la costa Mágica"más que un libro una colección de artículos inconexos realizados por varios vecinos del ayuntamiento y otras partes de España para su promoción turística, entre esos artículos encontré uno de Pedro Díaz Álvarez sobre la historia y restos arqueológicos de Nigrán en el que en unas líneas, en la página 342, recogía lo siguiente: ["...Un petroglifo en Monteferro. Referencia verbal sin concretar y que con la debida reserva, registra Materiales para la carta arqueológica de la provincia de Pontevedra. existe la posibilidad de que este supuesto petroglifo no sea otra cosa que las extrañas insculturas situadas en la vertiente norte y final de Monteferro. Averiguaciones realizadas en 1962, en torno a estos caprichosos diseños costeros, llevaron a la conclusión de ser obra de un cantero maníaco llamado Domingo Loduque, avecindado en el barrio de Paraviñabal hace unos 130 años. Este demencial personaje, utilizaba en sus crisis de asilamiento, un refugio o abrigo natural existente en la península de Monteferro"...].

   El maestro e investigador vigués ya había dado en su día con este personaje por lo que suyo es el mérito, ahora tenía su nombre y la confirmación de que estaba en el buen camino, solo que yo había llegado a ese destino siguiendo los restos pétreos que fue dejando a lo largo de su vida. 

  Tenía a la vez una referencia cronológica, ya  que en estas notas Pedro Díaz habla de 130 años atrás partiendo de 1962, lo que me llevaba a 1832, una fecha coherente con las fechas de los dos grabados más destacados de Monteferro.

     Desde aquí aprovecho para reconocer la labor de investigadores aficionados e independientes como Pedro Díaz que fueron adelantados en el estudio de la prehistoria del sur de Pontevedra, que realizaron y publicaron trabajos de investigación sobre arqueología e historia en unos años en los que no era nada fácil  por la falta de medios, suplido por su enorme motivación y perseverancia.


La confirmación
   Por fin, tras estos meses de confinamiento, y con datos concretos sobre la mesa me acerqué a la vivienda de Ángel, con tan mala suerte que no pude localizarlo hasta el momento de escribir este artículo.
   Por todo ello empecé a recorrer el barrio en busca de otras personas mayores que me pudieran dar alguna información que pudiese confirmar a su vez lo averiguado a principios de los años 60 por Pedro Díaz. 

Las primeras personas consultadas me decían que no sabían nada, hasta que después de varias visitas, di con un vecino de 86 años, Valeriano Cabaleiro Rouco que sí le sonaba el personaje objeto de este trabajo y me dio unos datos muy sustanciosos sobre todo desde el punto de vista cronológico.

   Valeriano me comentó que efectivamente sus padres le habían hablado de tal Domingo pero que su nombre no era loduque, como referenció Pedro Díaz Álvarez, si no que lo que parecía el apellido en realidad era el apodo familiar, conocido como:

 Domingo " O Duque"
 un hombre que vivía en un pequeño galpón muy pobremente, en la zona alta del barrio de Paraviñabal, solterón, solitario y con una personalidad muy especial, tanto que pasó a ser todo un personaje en el relato de la historia oral del barrio, pasando de abuelos a padres y de estos a los nietos.
   Recordaba Valeriano, que su padre le contaba de este  personaje que le gustaba cazar y pescar, por lo que acudía con frecuencia a Monteferro y que estaba un poco desequilibrado, pasando allí sólo en el monte varios días, viviendo y durmiendo en un refugio improvisado, pescando y cazando, incluso serpientes, a las que una vez arrancada la cabeza las cocinaba y se las comía.
El abrigo de Domingo "O Duque" en Monteferro. Su pequeño refugio donde pasaba las noches cuando en sus crisis buscaba refugio en esta península de Monteferro durante varios días, pescando, cazando y grabando sobre las rocas con su puntero y su mazo. Foto: G.P.H.

 En ese lugar se dedicó además a grabar en las rocas esos signos que sólo tenían significado para él mismo, una narrativa seudoepigráfica, en algunos casos, que le permitía rellenar las superficies de las rocas elegidas, en una especie de "horror vacui" que le llevaba casi sin levantar el puntero, a rellenar los paneles elegidos con esas formas geométricas.
En el interior del refugio Domingo realizó otro de sus grabados, lazos y líneas entrelazados de forma continua. Estar dentro de su pequeño abrigo te hace sentir su presencia, un hombre que hace 200 años ocupó este espacio dejando huella de su paso con sus obras tan personales reflejo de una mente obsesionada. Foto: G.P.H. 

   En aquella época, supongo que se ganaría la vida trabajando en el campo como jornalero y como cantero, cortando y preparando sillares para los muros de las fincas y casas de ahí que quedasen varios de estos sillares con sus grabados y que hallan aparecido reaprovechados en diferentes muros del barrio. 


La cronología

    Muy interesante fue saber que no sólo no lo conoció en vida Valeriano, si no que su propio padre tampoco, esas historias se las habían contado la generación de sus abuelos, lo que indica que Domingo debió ser un personaje muy especial en el barrio, capaz de generar un relato que traspasó varias generaciones. 
   Ahora se cerraba el círculo temporal, puesto que su padre había nacido en el año 1900, lo que significaba que Domingo el cantero "loco" de Paraviñabal ya había fallecido en el siglo XIX, si vivió 93 años pudo nacer perfectamente en torno al último tercio del siglo XVIII y el abuelo de Valeriano haberlo conocido en vida hacia mediados del siglo XIX, por su forma de vida tuvo que llamar la atención de los vecinos del barrio generando todo un discurso sobre el personaje capaz de pervivir y traspasar el tiempo.

   Ahora sí que las fechas inscritas en sus dos insculturas cobraban toda veracidad, pudiendo haber nacido en cualquier momento de mediados del siglo XVIII.


Epílogo

   Después de tantos años de conocer aquella primera inscultura de Monteferro, ahora puedo dar a conocer la labor excéntrica de este personaje que residió en Panxón, en el barrio de Parabiñaval y que representa perfectamente un tipo de figura que no es única, si no que tiene paralelismos a lo largo de la historia, como sucedió en la zona de Marín con un grabador de rocas muy prolífico en la primera mitad del siglo XX, Pepito Meijón un cantero que dejó decenas de rocas insculturadas por la zona de la costa y de los montes de Marín (Facebook: Proxecto Meijon), personas solitarias, con algún tipo de problema que impedía su plena integración en la vida social de sus localidades o que fuesen incomprendidos o buscasen la soledad del monte y un entretenimiento en realizar grabados sobre las rocas en unas épocas donde la vida era mucho más simple pero también más dura. 
   Señalar que existe un sillar grabado en la actual rectoral de Panxón que proviene de la antigua iglesia parroquial que se desmanteló y se reaprovechó para edificar este edificio. 
Sillar grabado en el edifico de la rectoral de Panxón. Foto: G.P.H.( cortesía del  Párroco de Panxón
 D. José Diéguez Dieppa) 

   No pude de momento estudiarlo en detalle, solo sacar una fotografía por lo que no puedo descartar o asegurar que pertenezca a nuestro cantero. Lo que si parece es que no obedece al mismo tipo de composición, éste parece un verdadero texto epigráfico, lo que me hace sospechar que no pertenece a Domingo y que al provenir de la antigua iglesia puede ser mucho más antiguo.

   Hoy, los actuales "Domingos" , se refugian en las redes, grabando sus insculturas con punteros digitales, pero esos grabados jamás transcenderán el tiempo como los de este personaje, Domingo "O Duque", que hace más de 200 años dejó su primer petroglifo sobre las piedras de Monteferro sin saber que desataría un misterio que ahora por fin queda resuelto.
   Que estos restos sean históricos no les resta mérito alguno, más bien al contrario, aportan un valor patrimonial al paisaje donde se insertan, rico ya de por sí, por lo que deberían quedar catalogados y protegidos.
 Un primer paso en este sentido es darlos a conocer tratando de contribuir a la protección y el conocimiento del patrimonio histórico y arqueológico, el verdadero tesoro de todos.










Trabajo de investigación realizado por:

(C) Gustavo Pascual Hermida para Más que Petroglifos 2, 2020.
Profesor de Historia y Lcdo. en Prehistoria y arqueología por la U.S.C., autor del blog Masquepetroglifos y masquepetroglifos 2.

Agradecimientos:
   Quiero agradecer desde aquí al especialista en lenguas semíticas y antiguas, Jose Ángel Zamora lópez por su amabilidad en atender mis consultas.
   A Ángel Comesaña por atender mis preguntas y la amabilidad en mostrarme una parte de los petroglifos repartidos por su barrio de Paraviñabal.
  A Valeriano Cabaleiro Rouco vecino también de Paraviñabal por atenderme amablemente desde el balcón de sus 86 años y darme datos importantes para este estudio.